Podríamos decir que alguna vez fue cierto;
que tu boca se halló en mi boca
y te contemplaba a los brazos de este silencio
moribundo, abandonado, frío y terso
que se extiende entre tus sábanas y mis muros,
éstos que se parecen tanto a tu alma;
privados del llanto, de la sonrisa,
privados de sentir algo más verdadero
que mi mano posada en tu cuerpo o en sus ladrillos.
Podríamos decir que alguna vez... pero sería mentira,
sería mentira confesar las uvas y el otoño
que se sometían al ardor de una primavera eterna
porque nada es más vivo, más infinito
que nuestros ojos jugando entre ellos
matándose, arañándose las pupilas,
a veces amándose despacio, o todavía más lento.
Podríamos decir que fue, pero ni siquiera ha sido,
quizás sabría un sueño ser más real que nuestros besos
que nuestros gritos en la noche oscura, sin luna ni estrellas,
sólo nosotros y esta inmensidad aterradora
que nos rodea y nos conduce hacia otro abismo
llamado tierra, alfombra, cuarto de huéspedes.
Podríamos negarlo, afirmarlo, concebirlo
pero ni la idea más descabellada
se parece a la nuestra, también llamada olvido,
porque sé que tu perfume quedará por siempre en mi almohada
que tus risas crudas resonarán como ecos
a lo largo del pasillo cubierto de polvo,
y nuestros cuerpos, ¡estos cuerpos culposos,
bañados en pecado y caricias furtivas!
sé que estos cuerpos jamás hallarán reposo
hasta que estén dormidos, el uno junto al otro
y por primera vez ese dormir sea cierto.